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> Milanesas - Sencillitas y rendidoras

Es uno de los platos más populares en las mesas argentinas. Tal vez el secreto del éxito de las milanesas es que se trata de un plato rico y práctico en cualquier época del año. También es fácil de armonizar en el ámbito familiar, porque gusta tanto a los chicos como a los grandes y sumamente rendidor ya que el huevo y el pan rallado aportan valor agregado a la carne, condición esencial en esta época de vacas flacas.

Mucha controversia ha suscitado en el tiempo el origen de la milanesa. Sobre este tema polemizan los austríacos que consideran fue un invento de la época en que su país era una de las grandes potencias. La gente de la aristocracia solía decorar todo con oro y así llegaron a hacerlo también con la comida. Los chefs no se quedaron atrás y para representar el dorado metal sobre la carne inventaron esa mezcla de huevo y pan rallado con el que obtenían un brillo similar.  Ese plato se conoció como Wiener Schnitzel.

Pero la gloria dura poco. El mariscal austríaco Radetzky, que por esas cosas de la historia pasó a convertirse en el  gobernador del reino de Lombardía Venecia, cuya capital es Milán, hizo un descubrimiento llamado a sembrar la discordia para siempre. Desde hacía mucho tiempo, en esa región se conocía un plato delicioso llamado cotoletta alla milanessa, que no era ni más ni menos que un bife de costilla aplastado con una maza, pasado por huevo y rebozado en  pan rallado, al que dejaban reposar y luego lo freían en manteca. Con el tiempo, toda preparación sometida a ese proceso, como el pollo o las verduras, tomó el nombre de milanesa.

Tanta fama tiene sus seguidores nativos. El Club de la Milanesa comenzó hace diez años y hoy tiene ocho sucursales en Capital Federal y su radio de influencia se extiende al Gran Buenos Aires, Mar del Plata, Rosario, Córdoba y Mendoza. En el local de Belgrano tienen 50 variantes en la carta y en ella figuran desde la clásica milanesa a caballo a otras versiones más aggiornadas a los tiempos como la caprese, de verduras al wok, guacamole, barbacoa, fondue de quesos, cheddar y panceta, vegetales frescos, en fin, hay para todos los gustos. No falta la napolitana, que también tiene su historia, atribuida a un cocinero tucumano del ya desaparecido bodegón Napoli, que ante una situación de apuro con un cliente la cubrió de salsa de tomate, jamón y queso y la gratinó en el horno.  Vienen en tamaños para una hasta 4 personas y salen con guarnición incluida. La relación precio calidad es otro de los atractivos del club: comer cuesta entre $ 160 y $ 180, promedio (www.clubdelamilanesa.com.ar).

Otra propuesta para tener en cuenta es la de Apriori (ex La Milanga, desde hace 3 meses con una nueva sociedad), de Villa Urquiza, que cambió su menú. Según cuenta la encargada, María Belén Gera, las variedades más requeridas son la milanesa Texmex (salsa de tomate, cheddar, panceta, aros de cebolla y barbacoa), 4 quesos Premium (mozzarella, cheddar, provolone y parmesano) y  Pituca (mozzarella, champiñones, panceta ahumada y cebolla de verdeo). Salen con papas o batatas fritas, puré o ensalada mixta (Olazábal 4500, 4541-4927).

Peceto, cuadrada, bola de lomo, nalga, las milanesas se llevan las preferencias de la mesa argentina. ¡A la carga! 

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