PROTAGONISTAS

> Blanca Cotta

Una fábrica de mimos

Empezó en la década del sesenta a deleitarnos con sus recetas, su lenguaje ocurrente y su sentido del humor. Primero en Buenas tardes mucho gusto y después en las páginas de la revista de Clarín de los domingos. A principios de la década del noventa tuve el honor de contarla entre los colaboradores de Ollas & Sartenes donde desplegaba  sus recetas paso a paso mechadas con sus comentarios siempre ocurrentes y oportunos, no sólo acerca de la comida sino con su sabiduría natural para opinar acerca de las cosas de la vida.

En forma paralela publicó incontables libros de cocina y también los fascículos coleccionables de Clarín. El primero, con el que comenzaron a publicarse los cuadernillos de Clarín en entregas semanales, se llamó Cocina Básica y vendió 500.000 ejemplares. Sin dudas una figura mediática, Blanca Cotta pasó a ser la Doña Petrona de las últimas décadas con su manera amena, didáctica y fácil de enseñarnos a preparar los platos de todos los días y también los más elaborados, pero siempre con el sello casero.

Ahora que va por las 91 velitas, su espíritu  sigue vigente. Cuando le digo que ella es una protagonista de la cocina y de nuestros días, con su habitual sencillez responde que todos somos protagonistas: “cada cual tiene su propia historia”. Espontánea, fresca y dispuesta al diálogo, dice que “lo más importante, por suerte, es haber podido trabajar en lo que me gustaba, eso es fundamental. Lo que siempre conservo es el sentido del humor. Soy sincera, me gusta decir lo que pienso”. 

Blanca Cotta aprendió a cocinar con su mamá (una constante que se repite entre los cocineros). Es profesora de letras, fue guionista de televisión, escribió historietas y se convirtió en periodista. La magia de su pluma le permitió alternar sus reflexiones acerca de la vida y de los aconteceres que pasaban a su alrededor con las recetas. Formó una hermosa familia, que hoy integran dos hijas,  6 nietos y 9 biznietos, y sigue cocinando para los suyos. “Me gusta la comida rica, que tenga sabor. Eso de la comida saludable, de andar contando las calorías, no es para mí. Me encantan las cosas dulces”.

Hoy sigue inventando recetas. “Cocino con lo que tengo a mano y con lo que hay en casa”. También le gusta dibujar, gatos, cocineritas y lo que le venga a la mente, el estilo inconfundible de sus caricaturas está presente en toda su bibliografía. “Mi secreto es hacer siempre lo que me gusta y siempre con una sonrisa. Como no sé mi fecha de vencimiento, sigo contenta con la vida, dando las gracias a Dios por todo lo que me ha dado”.  


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