VINOS

> Sólo buenas uvas hacen buenos vinos

Por Fernando Muñoz Pace

Antonio Mas quiere volver a sorprender. Allá por 1992, lo hizo con la primera bodega de estilo chateau en el país: Finca La Anita. Hace cinco años, inició Finca Propia, otro proyecto pionero, entre los que combinan inversión, viñedos y vinos con el nombre del consumidor. Precisamente, ahora, Antonio le puso su nombre y apellido a tres líneas de varietales y blends.

“Mi sueño siempre es concebir una bodega que elabore pequeñas cantidades de vino, de alta calidad”, dice el winemaker. Esta vez, el concepto tiene que ver con el terroir, que vuelve a estar de moda en las conversaciones de entendidos. “Los vinos comienzan en el viñedo, porque solo con buenas uvas se pueden hacer buenos vinos. Entonces, el gran desafío consiste en encontrar un lugar, invadirlo con un viñedo, sacarle el mayor potencial al clon y ponerlo en la botella”, asegura.

El lugar elegido para el nuevo proyecto, denominado Sumun, es La Arboleda, en el también muy de moda Valle de Uco. Con medio millón de litros de capacidad, allí se utilizarán roll fermenters, barricas grandes que poseen un sistema que las hace girar. También habrá espacio para la investigación, algo que Antonio ya realiza junto con el INTA y la Universidad Juan Agustin Maza. El enólogo e ingeniero agrónomo está muy interesado en el entorno de los viñedos. “La altura y la composición del suelo son muy importantes, pero también lo es el entorno. Es decir, si la uva malbec crece rodeada de jarilla será diferente que si se desarrolla con albahaca morada o rosales. Puede ser mejor o peor, pero su identidad será distinta”, explica. Los viñedos, rodeados de monte natural, abarcan 40 ha y tienen una antigüedad de unos 15 años.

Los vinos Antonio Mas se presentarán en tres líneas: Historia (un malbec y un cabernet sauvignon que prometen complejos, como expresión genuina del terroir); Núcleo (malbec, cabernet, chardonnay y un blend de malbec y cabernet, a los que presentan como elegantes y salvajes) y Single Vineyard (malbec, cabernet y chardonnay, jóvenes, fáciles de beber). Todo pensado para que en la copa se sienta el origen de las uvas. Y para volver a sorprender.

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