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Por Fernando Muñoz Pace

El otro día llegué hasta Chocorisimo de Charcas y Armenia para una cata de helados. Allí estaban los socios fundadores de la cadena, Esteban Wolf y Nacho Blanco, quienes me contaron sobre sus proyectos y me permitieron probar sabores experimentales. Claro, también convidaron son sándwiches de Subway, una marca que está asociada a Chocorisimo.

Como bien dijo Wolf, las heladerías deberían abrir a las 14 para ser totalmente rentables, ya que el helado no es una costumbre matinal ni del mediodía. Por eso, incorporan servicio de cafetería y, si el franquiciado quiere, puede asociarse con Subway. Así, gana clientes y reduce costos en alquiler y personal. Yo anotaba todo mientras probaba el sándwich de matambrito.

Seguía la charla y, de una máquina experimental salía el maracuyá con leche condensada, un gusto que podría llegar a los mostradores (creo que con más leche condensada). Chocorísimo elabora sus helados (pronto lo hará en Garín, en una planta que funcionará a energía solar) y los envía a los locales. Ofrece 48 gustos, de los cuales renueva 2 o 3 por temporada.

Nacho destacó que utilizan ingredientes originales. Es decir, limón o bananas de Ecuador de verdad, galletitas Oreo picaditas y dulce de leche puro. Es helado artesanal, lo mismo que en las paletas donde otras marcas, aseguraron, meten yogur por helado.

Chocorisimo quiere seguir expandiéndose, sobre todo, en el interior. El año pasado abrieron 12 locales (bajo sistema share location con Subway) y en 2018 piensan llegar a un total de 40, en lugares como Bahía Blanca, Tandil, Necochea y en las provincias de Santiago del Estero, Catamarca, Tucumán y Entre Ríos. La inversión para cada uno es de US$ 80.000 que, aseguran, se recuperan en unos 18 meses. Wolf dijo que planean vender unos 600.000 kg de helado este año y llegar a 1.000.000 en 2019.

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