ACTUALIDAD

> Todos a la mesa

¿Son figuras mediáticas? Seguro que sí, quedó comprobado en la reciente cena de la Usina del Arte. Los cocineros son estrellas. Todos los asistentes los rodearon y se sacaron fotos con ellos. Y después se turnaron, entre plato y plato, para asistir a su demostración. Ubicados en un escenario. los chefs prepararon en vivo y en directo las recetas que después se degustaron, explicando y respondiendo a cada una de las preguntas.

Esto es más o menos lo que sucedió el jueves 20 de Abril en las espléndidas instalaciones de la Usina del Arte, en La Boca. Tommy Perlberger y Bruno Gillot, amigos en la gastronomía y en la vida desde hace 30 años,  cocinaron a dúo como parte de la segunda edición de “A la mesa”, un ciclo donde se combinan la comida y música auspiciado por el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Los eventos continuarán una vez por mes, con la curaduría de otra cocinera notable, Juliana López May, para deleite de los muchos interesados en asistir. Esta vez se llamó “La noche de los vinilos”, porque el fondo musical estuvo a cargo de Mosca Moscheni y Topo Larocca, el dúo del programa Solo en Vinilo de radio Blue FM.

A la altura de tal despliegue estuvo la bienvenida, con degustación de los quesos de estancia La Suerte, un establecimiento de la localidad de Arenaza, partido de Lincoln, cuyas amables guías nos contaron detalles de la elaboración de cheddar, reggio, pimienta, ahumado, Patagonia y otros sabores a disposición de los comensales. Regados por los vinos y espumosos de alta gama de Bodega Nieto Senetiner que acompañaron durante toda la noche.

¿Y el menú?  Palabras mayores. Comida francesa desde la entrada al postre, pero con nombres presentes en las mesas argentinas y en muchos recetarios nativos, como el soufflé de queso cheddar, un verdadero desafío para cualquiera (no para Tommy, por cierto, cuyo famoso Eat Catering se remonta a 1994) de que llegue caliente, en su punto justo, hasta los numerosos comensales presentes. Antes, de amouse bouche, sirvieron una típica combinación francesa, rabanitos con manteca coloreada con remolacha, espinaca, hongos y dorada y buenísimo pan casero. Le siguió un imperdible Coq au Vin sobre quinoa salvaje con verduras y frutas secas, preparado con el mismo malbec que servían (máxima del Gato Dumas: se cocina con el mismo vino que acompañará el plato). Y de broche, creme brulée y helado de pistachos. Todo impecable, organizado y muy didáctico, tanto que muchos están aprovechando para preparar en familia cada una de las recetas que, otro acierto, venían impresas junto con la carta.

Un engranaje perfecto, original, con cada detalle cuidado al máximo. Que resultó una noche de magia, celebrando la cocina, con otros destacados invitados como Pía Fendrik y Olivier Hanoq, socio de Bruno Gillot en L’Epi Boulangerie.

Sin lugar a dudas (perdón, Mirta, por usarle el término) ¡mesaza!    

Más Actualidad