VINOS

> Historia, filosofía y vino

Por Fernando Muñoz Pace

El 120 aniversario de Suter fue un verdadero lujo. Mediodía de sol en La Malbequería, abundante brunch, buena música y una charla a cargo del historiador Daniel Balmaceda y el filósofo Santiago Kovadloff. La bodega asegura que "tener historia te hace diferente" y esto es más que un eslógan, como demostró ese día.

Otto Suter nació en Suiza y a poco de casarse con Anna Isler, en 1880, llegó a Buenos Aires. De allí fue a San Gerónimo (Santa Fe) y luego a San Rafael. En la ciudad mendocina, recibió siete hectáreas que habían sido abandonadas por un lombardo de poca perserverancia. Todo lo contrario ocurrió con Otto que, en 1897, fundó la bodega. "Trabajar, trabajar y trabajar era su lema", aseguró Balmaceda.

Otro lema del fundador: "Si quieren Suter, tendrán que tomar blanco". Su primer vino fue un riesling, llamado Valle Hermoso y hasta su muerte, en 1936, la bodega se concentró en los blancos. Recién en 1942, elaboraron su primer tinto, Retus (Suter al revés). A esta altura me preguntaba por el vino más famoso de esa bodega que luego manejarían los hijos de Otto, Juan (enólogo) y Federico Alberto. Sí, el Suter Pinot de la Loire, más conocido como etiqueta marrón.

Kovadloff contó que conoció al etiqueta marrón durante su adolescencia, mientras vivía en Brasil. Entonces, no tomaba vino, pero las botellas estaban en la bodega familiar, porque Suter ya exportaba gracias a la gestión de Don Federico. Es más, el etiqueta marrón (un chenin blanc que permanece en el mercado) ganó la medalla de plata en Vinexpo (Francia), en 1987 y 1991. Al morir Don Federico, en 1979, la bodega pasó a sus hijos Rudy y Carlos Federico. Desde 2012 pertenece al Grupo Peñaflor.

Tras las anécdotas de Otto, contadas por Balmaceda (por ejemplo, que controlaba personalmente que los distribuidores no le "bautizaran" sus vinos con agua) y las reflexiones de Kovadloff ("un vino es algo posible, grato, que depende de la imaginación, el timón de la vida"), probé el Suter 120 Años, un corte de malbec y bonarda de excelente relación calidad/precio ($ 88). Por muchos años más, ¡chin chin!

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